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Envejecimiento hormonal

Actualizado: 11 may 2023

Con el inicio de la menopausia, las secreciones sebáceas y sudoríparas disminuyen debido al envejecimiento de las glándulas sudoríparas y la regresión hormonal de las glándulas sebáceas.


Como consecuencia de la escasez de algunos de sus componentes básicos, la película hidrolipídica se ve alterada. Esto es cuando la superficie de la piel se deshidrata, la queratina de la capa córnea

pierde su flexibilidad y la piel se vuelve quebradiza, seca y más propensa a las arrugas.


Además, la renovación celular se vuelve mucho más lenta.


Qué le ocurre a nuestra piel...

  • Pérdida de firmeza

  • Deshidratación celular

  • Desajuste entre ciclos

  • Pérdida de masa ósea

  • Exceso de sebo


Y las implicadas son… Las hormonas tienen mucho que decir respecto a la belleza y el buen

estado de la piel no es ningún secreto. Lo realmente interesante es saber el grado de implicación de cada una de ellas. Y es que conociendo el modus operandi de las artífices del “delito” en cuestión, es más fácil poner remedio a tiempo. Algunas de las hormonas que tienen una relación directa con la piel son las siguientes:

Hipófisis o glándula pituitaria. La hormona más importante que segrega, en relación con la piel, es la melanocitostimulant (MSH). Ésta actúa directamente sobre las células encargadas de la

pigmentación cutánea: los melanocitos. Por lo que cuando su producción se ve alterada aumenta el riesgo de discromías cutáneas.


Insulina. El páncreas secreta insulina, una hormona que ayuda a la glucosa a circular desde la

sangre hasta las células, donde se utiliza para obtener energía. Cuando los niveles de glucosa en

sangre son altos, la retención hídrica por parte de la piel desciende y ésta se muestra más seca y deshidratada. Las zonas más propensas a presentar sequedad son piernas, pies y codos.


Suprarenales. La corteza suprarrenal produce una hormona directamente vinculada con el

proceso de envejecimiento cutáneo, la DHEA (dehidroepiandrosterona) cuyas funciones son

favorecer la síntesis de proteínas y actuar sobre el sistema inmunológico.


Timo. La glándula del timo fabrica las hormonas denominadas humores, imprescindibles para el

correcto desarrollo del sistema linfoide o inmune. De esta manera aseguran el buen estado de las células, protegiéndolas de los posibles ataques de agentes externos.


Gónadas. Son las glándulas cuya secreción hormonal ocasiona más alteraciones a nivel dérmicoestético ya que, sobre todo en la mujer, marcan las denominadas etapas hormonales: pubertad, embarazo y menopausia. Entre ellas encontramos:

Los andrógenos, que estimulan las secreciones sebáceas y el crecimiento del vello.

Los estrógenos, que están íntimamente implicados en el equilibrio cutáneo: espesor y suavidad de la piel, hidratación y permeabilidad de la dermis, estimulación de los fibroblastos, que son el origen del colágeno y elastina, regulación de la melanogénesis y de la secreción sebácea.

La progesterona, que compite con los andrógenos y estrógenos.


Cosmética en acción... OBJETIVO: subsanar los déficits


Reforzar la nutrición, dar energía a la piel, alisar las arrugas, definir los rasgos… son algunas de las prioridades de la cosmética antiedad. Este tipo de productos ejercen una acción compensadora y correcta, dando respuesta a las necesidades de las pieles maduras que presentan problemas de desvitalización debido a los cambios hormonales. Los tratamientos estéticos recomendados en esta edad deben perseguir los siguientes objetivos:


ACCIÓN COMPENSADORA

Reconstruir las reservas de agua y lípidos de la piel, para mejorar su hidratación, para establecer y reparar el equilibrio cutáneo.


ACCIÓN CORRECTORA

Reafirmar la piel, aportar luminosidad y unificar el tono cutáneo.


Los imprescindibles en activos...


Aceite de jojoba, ginseng, karité, te verde. Contrarrestan el antienvejecimiento cutáneo.

Vitamina E, ATP, ceramidas, germen de trigo, jalea real, silicio. Activan el metabolismo celular.

Ácido hialurónico, alantoína, ceramidas, ADN, enzimas, mucopolisacáridos, NMF. Previenen la

deshidratación.


Aminoácidos, centella asiática, colágeno, elastina, placenta. Reconstruyen el colágeno y la elastina, mejorando la elasticidad de la piel.

Células frescas y extractos celulares. Altamente nutritivos, aportan a las células cutáneas aquellos elementos vitales para su funcionamiento.


Retinol. La vitamina A regula el espesor de la capa córnea, aumenta la síntesis de colágeno y elastina y disminuye la profundidad de las arrugas.


Flavonoides. Existen más de 4.000 tipos distintos y tienen importantes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.


Vitamina D. Regula la proliferación de queratinocitos, fibroblastos y adipocitos, y previene la

conversión de éstos últimos en el tejido fibroso, retrasando así la aparición de arrugas.


Vitamina B6. Inhibe la glicosilación avanzada y la proxidación lipídica, neutralizando, de este modo, el daño oxidativo sobre las células.


N acetil cisteína. Frena la acción de los radicales libres y estimula la formación de glutation,

antioxidante natural presente en el organismo.




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